
Mt 18:3 RV1960 «y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.»
La capacidad de aceptar correcciones, la capacidad natural de perdonar y volver a compartir sin rencores, la inocencia para enfrentar la vida sin dobleces o caretas, la fe, los sueños y buenos sentimientos, todas estas cosas son propias de los niños y la mentalidad que nuestro Señor quiere que sea desarrollada en nuestra forma de vivir. El Evangelio y la presencia del Espíritu Santo, en la persona del creyente, logran lo que Jesús llamó «el nuevo nacimiento» o nacimiento del Espíritu, y esto nos da la posibilidad que seamos como niños en los puntos mencionados para entrar en el Reino de los cielos.
Pienso que la infancia se pierde cuando generamos el pecado intencional y razonado, desde ahí en adelante el ser humano marcha con la culpa de no sentirse como niño y practicará el pecado constantemente rumbo a la muerte y sólo el Evangelio podrá darle nuevamente la paz y la seguridad de salvación en Cristo Jesús y la dicha de sentirse como niño.
Seamos niños sin dejar de ser adultos, y sin dejar de ser niños seamos adultos sabios.
Atte. Pastor Campusano.